domingo, junio 28, 2009

El Diccionario de Autores Latinoamericanos de César Aira

Artículo publicado en Caras en marzo de 2001. Sin vacilar vuelvo a recomentar este libro, un utilísimo manual de consulta que conviene tener cerca (aunque parece estar agotado incluso en las librerías argentinas que revisé ahora). El "perspicaz crítico español" mencionado es Ignacio Echevarría; no sé por qué no lo puse así en su momento.

El Quién es Quién de César Aira

Vino a Chile a presentar, en la Feria del Libro, su Diccionario de autores latinoamericanos, una obra monumental, más notable por su mirada crítica que por su erudición, por su comentario descolocador que por sus no siempre correctas bibliografías.

“El secreto mejor guardado de la literatura argentina”, dijo, respecto de César Aira, un perspicaz crítico español. Perspicaz porque lo dijo hace ya años, cuando el infatigable escritor nacido en Coronel Pringles, un punto en medio de la vasta extensión de la pampa, publicaba, sin el menor eco entre la crítica o el público, una o dos novelas por año en editoriales pequeñas y desconocidas.

Ahora, César Aira sigue siendo un escritor extravagante y minoritario, pero, al menos, ha salido del anonimato. Su reciente visita a Chile, a la Feria del Libro, tuvo como razón de ser la presentación de su Diccionario de autores latinoamericanos, editado conjuntamente por Emecé y Ada Korn Editora (esta última, una de las primeras en confiar en la extraña y sugestiva propuesta narrativa de Aira, y responsable de la primera edición de este texto, en 1985), un grueso volumen que sube de las 600 páginas y que cubre, nada más y nada menos, cinco siglos de literatura latinoamericana (es decir, Brasil queda incluido), con otra salvedad: el autor decidió no incluir a “autores surgidos en los últimos veinte años”, contados, naturalmente, a partir de la primera edición del libro. Con la fecha de 1965 se cierra, entonces, el límite cronológico de un diccionario que lo es, dice Aira, “sólo por estar ordenado alfabéticamente”, y que se dirige, más que a los eruditos, al lector, y dentro de esta especie, “a los buscadores de tesoros ocultos”.

Hay que decir, en todo caso, que el Diccionario de autores latinoamericanos es un tesoro en sí, no sólo por su carácter de guía hacia obras o autores perdidos en el tiempo o la geografía, sino también por su aproximación irónica y carente de prejuicios hacia el conjunto de la narrativa latinoamericana. No hay vacas sagradas, dice Aira, aunque, ojo, tampoco es parco para reconocer méritos donde los hay. Ambas cosas quedan claras con una mirada –necesariamente azarosa, al menos en la elección de las citas- a los 122 autores chilenos incluidos en el volumen.

De la obra de María Luisa Bombal dice que es “algo lánguida y con pronunciadas caídas a la cursilería”; en cambio, Aira sostiene que Joaquín Edwards Bello es “uno de los grandes novelistas chilenos, quizá el mejor entre Blest Gana y Manuel Rojas”, y no escatima elogios a El roto: “magistral”, “perfecta novela naturalista, sin lastres”. José Donoso queda, como se ve, fuera del trío mayor, y su obra no desencadena el entusiasmo de Aira, que se explaya brevemente sobre “sus dos grandes novelas, El obsceno pájaro de la noche y Casa de campo, respectivamente feísta y preciosista”.

Y si vamos a los poetas, el extenso apartado dedicado a Neruda no contiene ni un solo juicio de valor sobre su obra; de Nicanor Parra, en tanto, Aira dice poco –por ejemplo, que su poesía ha sido tan influyente como la de Neruda en su momento, “pero mucho más inimitable”, y que su genio poético le da “una irradiación peculiar, única”, lo que hace que “tomarlo por maestro puede ser peligroso”. Con Gabriela Mistral es mucho más expresivo: “hay en ella un horror al lugar común, del que huye corrigiendo cada verso hasta darle esa desarticulación de collage sonoro que caracteriza su prosodia, y la hace tan hermosa”.

Pero mucho más revelador es Aira cuando escribe sobre perfectos desconocidos. Una obra como la que escribió no puede prescindir de los autores consagrados, pero puede jugar ampliamente con el número de los que restan. Allí Aira no sólo da rienda suelta a a su erudición, sino también a su humor oblicuo y su afición por el detalle insólito. Veamos: Enrique Bunster es un “autor de curiosa especialización: la Polinesia, sobre la que Chile mantiene un remoto reclamo territorial”. José Antonio Soffia “representa la poesía seria, patriótica y consoladora”. Ventura Marín, tras publicar dos libros de filosofía, enloqueció, y entre 1839 y 1860 estuvo internado en conventos. Luego mejoró y se dedicó a escribir extensos poemas narrativos, entre los que destaca Vitis mística o instrucción sumaria sobre las principales jornadas del camino de la perfección. Y suma y sigue: un tesoro inagotable.

El boom en el Diccionario

Fiel a su aversión a la hipocresía, Aira no titubea para decir que el primer y el último libro de cuentos de Julio Cortázar, escritos con 30 años de diferencia, son intercambiables, aunque mucho mejor es el primero. De Sábato tiene una pésima opinión: “sobre su robusto sentido común, sobre sus ideas convencionales y políticamente correctas, era imposible ajustar pretensiones de escritor maldito o endemoniado, o tan siquiera angustiado”. Y si Carlos Fuentes recibe un tratamiento neutro, Vargas Llosa es puesto en su lugar con una certera afirmación: una vez recompuesto el puzzle que suele armar con varios relatos paralelos, “la narrativa de Vargas Llosa es estrictamente realista”. Y, definitivamente, Gabriel García Márquez no es del gusto de Aira: La hojarasca es un “ejercicio faulkneriano algo endeble”; La Mala Hora, “una crónica pueblerina a lo Faulkner, pero escrita en el estilo de Hemingway”; Cien años de soledad, un “colosal éxito de crítica y ventas”.

Etiquetas:

2 Comments:

Anonymous La Pasión Inútil said...

Hola Rodrigo. Saludos desde la lejana Colombia. Quería felicitarte en primer lugar por tu blog: interesante, variado y muy crítico. Ahora mismo lo dejo en la lista de webs amigas, y te invito a visitar mi blog, que también es de reseña de libros. Un abrazo y estamos en contacto.

Alejandro Jiménez

martes, junio 30, 2009 9:20:00 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Q lindo arti culo!

viernes, octubre 06, 2017 3:31:00 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home