Otra de Zambra
La vida privada de los árboles
Columna publicada en la revista El Sábado del 9 de junio de 2007
Alejandro Zambra continúa, con esta novela, el proyecto narrativo que abrió con Bonsái, un proyecto sutil y original, que trabaja con fragmentos, retazos, indicios, sugerencias; un proyecto que articula cada obra como el tenue tejido que la memoria reconstruye diariamente y casi sin intenció
La historia o las historias contenidas en la novela ponen en escena a un reducido grupo de personajes, de cuyas biografías se entera el lector a través de aproximaciones e indicios, claro, pero certeros y suficientes -en la lógica interna del libro- para otorgarles autonomía y vida plena. Es una historia o historias tocadas por la tragedia o la incertidumbre, no se sabe muy bien, o quizá se trata de ambas.
Hay algo de asombroso en la delicadeza y aparente facilidad de Zambra para enhebrar un episodio o un personaje con el siguiente, sin que, además, el narrador deje de ser consciente de que se trata de una novela, y que las novelas son artefactos arbitrarios que no tienen que ceñirse a ley alguna, aunque más de alguna ley se formule en el camino: "Se ama para dejar de amar y se deja de amar para empezar a amar a otros, o para quedarse solos, por un rato o para siempre. Ese es el dogma. El único dogma". La levedad es sólo aparente, sobre todo porque el narrador evita los campos minados tanto del drama desatado y la intensidad desmedida, como de la contención extrema de la narrativa que hace del punto seguido su mejor herramienta estilística. Así es como funcionan las cosas, un lento desmoronamiento o una creciente certidumbre, el parsimonioso aflorar en la conciencia de aquello que venía madurando por días, meses o años, el recuerdo que de repente se instala en la conciencia y obliga a mirar el mundo de otro modo. Así funciona la narrativa de Zambra, tenue, sutil y certera.
La vida privada de los árboles. Alejandro Zambra. Editorial Anagrama, Barcelona, 2007. 119 páginas.
Etiquetas: Literatura
1 Comments:
hay una extraña crítica en fantasma de Bisama acerca del libro. Tenía poca fe -por decirlo de algún modo- ahora sólo quiero leerlo
abrazos
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