lunes, julio 13, 2009

Mis primeras reseñas de libros de Roberto Bolaño

Estrella distante


Por Roberto Bolaño. Anagrama, Barcelona, 1996. 157 páginas.

Caras, 23 de diciembre de 1996


Aunque su nombre es más bien desconocido en el país, se trata de un novelista chileno que ha tenido un enorme éxito de crítica. Sobre todo, con La Literatura nazi en América (Seix Barral, Barcelona, 1996; 237 páginas), una novela cuya impresionante eficacia narrativa radica en la superposición de territorios imaginarios -el mapa literario de América sobre el mapa de la narrativa nazi- y de ambos sobre el trazado cultural y geográfico del continente, en un revelador y apasionante juego de sombras y contrastes.


Estrella distante es ni más ni menos que la extensión a novela de uno de los episodios de la obra anterior a Bolaño, Ramirez Hoffman, el infame. En Concepción, antes del golpe militar, un personaje inquietante deambula por los talleres literarios de la Universidad penquista, integrados mayormente por personajes que hablaban “en argot o en jerga marxista mandrakista”. Es poeta, efectivamente, pero su escritura tiene algo de distanciado, de ajeno, que pone nerviosos a sus interlocutores. El golpe revela su verdadera identidad: se trata del capitán de aviación Carlos Wieder, cuyo concepto del verdadero arte está demasiado lejos de los modelos convencionales. No es sólo la estela de muertes tras de sí lo que convierte a Wieder en un personaje de leyenda, sino su particular y siniestro credo estético. Su trayectoria es seguida de lejos por el narrador, tanto en Chile como en el exilio, con la fascinación y el terror que despiertan los personajes de múltiples caras y una sola idea.


La estructura no es, obviamente, convencional, pero su novedad pasa casi inadvertida al ritmo de una trama que no otorga respiro al lector. Espacios, texturas y personajes de rara originalidad dan cuerpo a una obra notable por su capacidad de remecer las convenciones –literarias y sociales– vigentes en el país.


Una escritura tan poderosamente original y reveladora merece mucho más difusión de la que ha tenido. Aunque, como suele ocurrir en el caso de los que realmente valen, la recomendación “boca a boca” ha significado que los libros de Bolaño desaparezcan con rapidez de las vitrinas.


Llamadas telefónicas


Por Roberto Bolaño. Anagrama, Barcelona, 1997. 205 páginas.

Caras, 23 de enero de 1998


La aparición de Bolaño en nuestro medio literario, aún cuando ya había publicado cinco libros de poesía y tres de narrativa, se produjo bruscamente con la distribución de sus dos siguientes obras, Historia de la Literatura nazi en América y Estrella distante, ambas de 1996. Con la mayor parte de su trayectoria realizada en España y sumamente reacio a dar entrevistas, el autor de Llamadas telefónicas mantiene abierta una curiosidad que sólo puede satisfacerse mediante la lectura de sus libros: y aquí está su estupenda colección de cuentos para hacerlo.


El libro está estructurado en tres partes, cada una titulada como el último relato de cada sección (y a su vez, el de la primera parte el título al conjunto total). Y efectivamente, aunque de manera elástica y casi imperceptible, los relatos de cada subgrupo tiene rasgos comunes. En el primero, los personajes son escritores o tienen alguna ligazón con la literatura; en el segundo, “Asesinos”, la muerte –o la amenaza de muerte– es una presencia más leve o más poderosa, pero constante; y el último, “Vida de Anne Moore”, reúne cuatro relatos sobre mujeres. Pero más allá de esta división, el libro denota una sorprendente continuidad y coherencia en el estilo al que Bolaño comienza a acostumbrarnos: historias de personajes que están en el margen, en algún margen, en el borde de la desesperación, de la sicosis, del desarraigo; historias que se construyen, sin embargo, en el tono casi monocorde de lo más cotidiano y vulgar de cualquier existencia. Paralelamente, Bolaño asume plenamente el juego de la cita, de la parodia, de la literatura dentro de la literatura, multiplicando las referencias sin que ello se haga sentir en la lectura. De hecho, en lo que también parece ser su marca de fábrica, remitir a su propia obra, uno da los mejores relatos del libro -“Joanna Silvestri”– es la ampliación de un fugaz episodio de Estrella distante. Hay que señalar, también, que Bolaño se muestra aquí como un maestro en los finales abiertos, cuestión siempre difícil de resolver en las narraciones cortas.


El denso mundo narrativo de Bolaño recorre lugares de muy diversa geografía; España, en muchos cuentos, pro también México, Rusia, Estados Unidos, Chile. Las referencias políticas y sociales están aquí asumidas como parte de la realidad, y no como un factor desencadenante de la trama, lo que multiplica la eficacia narrativa de esta propuesta. En síntesis, Bolaño confirma aquí todas sus virtudes que lo señalan inequívocamente como el escritor más promisorio de su generación.


La pista de hielo


Por Roberto Bolaño. Planeta, Santiago,1998. 188 páginas.

Caras, 11 de diciembre de 1998


El escritor chileno Roberto Bolaño vino al país, tras más de 20 años de ausencia, al lanzamiento de esta novela, publicada previamente y en edición limitada en 1993 como ganadora del Premio de Narrativa Ciudad Alcalá de Henares. En consecuencia, este libro es anterior a las obras que lo abrieron una gran ventana en el ámbito literario hispanoamericano, La literatura nazi en América, Estrella distante y Llamadas telefónicas. No por ello, sin embargo, se trata de una obra menor u olvidable; al contrario, revela, una vez más, la extrema ductilidad de estilo de Bolaño y marca también algunos de los temas que no cesa de invocar en el conjunto de la narrativa más interesante que ha producido un escritor de esta generación.


La pista de hielo se sitúa en el balneario de Z, en la costa mediterránea catalana, un pueblo que vive su esplendor en los meses de verano y languidece en calma durante el invierno. Tres narradores alternan sus voces: un chileno poeta y escritor, Remo Morán, responsable de un texto delirante, “San Bernardo” –resumido en uno de los capítulos-, protagonizado por un santo, un perro o un hombre que responde al nombre de Bernardo. Pero Morán vive de tiendas de bisutería, hoteles, bares y campings, alejado por completo de la escritura. El segundo narrador es un poeta mexicano, lejano amigo de Morán, que asume un trabajo como guarda del camping de este último. El tercero es Enric Rosquelles, funcionario del municipio, un gordo con una alta opinión de sí mismo. Circulan además por sus páginas una bella patinadora, una joven vagabunda que suele portar un enorme cuchillo, una revenida cantante de ópera que vive de la caridad, un misterioso mendigo que responde al apodo de El Recluta, y una pequeña galería de personajes que completa el reparto de una trama cuyo rumbo se encamina, inequívoco, a la tragedia, pero con un lenguaje, una distancia y una saludable dosis de humor negro que evitan toda tentación de exagerado dramatismo.


La trama es simple, con contrapuestas historias de amor, con una estafa de por medio y un solitario caserón, el palacio Benvingut, en donde se concentran los hilos del relato. La pista de hielo podría leerse como una historia policial, puesto que hay un crimen de por medio; pero basta conocer un poco la narrativa de Bolaño para advertir, de entrada, que lo que importa es otra cosa, no el cuchillo o el asesinato, sino la vida marginal y castigada de la mayoría de los personajes, cuya búsqueda errabunda parece limitarse a encontrar un lugar en donde apenas sobrevivir. Parece: porque la historia, aun con esos ingredientes y personajes, abre paso a otras realidades, a otros encuentros, a aquello que el lector atento sabrá descubrir y apreciar.


Los detectives salvajes


Por Roberto Bolaño. Anagrama, Barcelona, 1998, 616 páginas.

Caras, 22 de enero de 1999

A
un ritmo vertiginoso, Roberto Bolaño ha ido construyendo la obra más significativa y poderosa de la narrativa chilena de las últimas décadas. Tras la edición en Chile de la Pista de Hielo, una de sus primeras obras, vino pronto desde España su más reciente y más ambiciosa obra, Los detectives salvajes, de una extensión correspondiente con el espíritu que anima sus páginas. Abarcadora y total, pone en movimiento temas ya característicos de la narrativa de Bolaño: el exilio de su más amplia acepción, o, más bien, el desarraigo como una característica de los tiempos; la vida de los escritores y el sentido (o sin sentido) de escribir; la instalación del azar como un poderoso motor de la narración.

Los detectives salvajes abre con el extenso diario de un poeta mexicano, Juan García Madero, en 1976, que narra su encuentro con los poetas real visceralistas y sus dos líderes, el chileno Arturo Belano (alter ego del autor) y el mexicano Ulises Lima. Concluye el diario cuando ellos tres y Lupe, una prostituta mexicana perseguida por su patrón, huyen hacia Sonora, con la tarea de descubrir las huellas de Cesárea Tinajero, poetisa fundadora de un movimiento que antecede y prefigura la estética real visceralista. En este punto, la novela abre paso a su sección más extensa, entregada a una multiplicidad de voces que narran sus encuentros a veces sumamente laterales con Belano y Lima, que se prolonga hasta 1996; y, finalmente, retoma el relato García Madero, con lo que ocurrió después de su partida hacia Sonora.


Tal vez uno de los rasgos más notables de esta novela es el doble juego entre la investigación de Belano y Lima tras las huellas de Cesárea Tinajero y la investigación, por así decirlo, del narrador tras las huellas de Belano y Lima. Los personajes de la novela son los testigos de esta búsqueda. Cada uno en escenarios tan diversos como Barcelona y Tel Aviv, París y Viena, Nigeria y Nicaragua aporta una pieza al puzzle, aunque en muchos momentos sus historias alcanzan un perfecto nivel de autonomía, relatos dentro del relato, cuentos que podrían leerse en forma independiente, pero que son, en realidad, parte de una novela extraordinaria en la que Bolaño despliega sus recursos narrativos y su desencantada visión del mundo. Con un rigor asombroso, el autor somete a juicio a toda la literatura latinoamericana del siglo y a buena parte de la historia, siempre en nombre del empeño de sus personajes protagónicos por descubrir las huellas secretas que pueden revelar el sentido de la poesía y de la vida.

No se equivocan ni exageran los críticos que comparan esta novela con Rayuela y otras obras fundacionales del boom de los sesenta. Bolaño ha elaborado una propuesta compleja y múltiple, que, nuevamente, reinventa el arte de escribir novelas y remece el sentido de la escritura.


Amuleto


Por Roberto Bolaño. Anagrama, Barcelona, 1999. 154 páginas.

Caras, 21 de julio de 1999


En esta columna se habló de Los Detectives Salvajes como la gran novela del desarraigo latinoamericano, que exploró tres décadas de la convulsa historia (literaria y política) de este continente. Uno de los muchos episodios de este vasto frasco cuenta la historia de una poetisa uruguaya que permaneció quince días encerrada en el baño de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de México en 1966, cuando el ejército y los granaderos violaron la autonomía universitaria y detuvieron o expulsaron a todos los habituales ocupantes del campus, excepto a Auxilio Lacouture. Es este episodio el que Roberto Bolaño, conforme a un procedimiento ya habitual en su narrativa, extiende a novela. Novela breve y menor, según indicó el autor en una entrevista reciente, porque está escrita en primera persona, y las grandes obras, según él se escriben en tercera persona. Independientemente de la validez de esta provocativa afirmación, lo cierto es que Amuleto no “pesa” lo mismo que la anterior, sin por ello dejar de ser una estupenda novela.


¿Por qué Auxilio Lacouture y sus quince días encerrada en el baño? ¿Por qué este episodio, entre tantos otros que dan para entender el riquísimo mundo narrativo del autor, es el que quedó como deuda pendiente dentro de Los Detectives Salvajes? Se debe, probablemente, al carácter emblemático que los hechos de 1968 (la toma de la Universidad y la matanza de la Plaza de Tlatelolco) tienen para la década de los sesenta. Y se da aquí una curiosa paradoja: Amuleto es una de las novelas más políticas del autor y, sin embargo, es también la que más se deja llevar por el ritmo poderoso del sueño y el delirio de la poetisa encerrada en el baño, que revive e inventa sin transición escenas o historias en donde se pierde completamente la distinción entre la historia y la fantasía. Sucesivos fantasmas asoman en la conciencia errante de Auxilio y el hilo de la narración oscila y vuelve permanentemente a la luna que recorre las baldosas, mientras ella, con su boca privada de dientes, se tapa pudorosamente la boca cuando enfrenta a sus personajes, a sus recuerdos, a sus fantasías, a los seres evocados por su delirio. Entonces va tomando forma un oblicuo (y no por ello menos eficaz) homenaje a quienes lucharon por cambiar el mundo en esos años. Un antiguo mito griego se enlaza con los vaivenes de la política latinoamericana y los frustrados intentos revolucionarios, dos tragedias en una y gran fuerza y sentido para dotar a Amuleto, pese a su carácter menor, de un papel central en la narrativa de Roberto Bolaño.


Monsieur Pain


Por Roberto Bolaño. Anagrama, Barcelona, 1999, 171 páginas.

Caras, 7 de enero de 2000

Escrita a comienzos de la pasada década, esta novela de Bolaño (publicada originalmente con el título de La Senda de los elefantes) pertenece al grupo de obras que el autor señala como “dinosaurios” dentro de su trayectoria de escritura, al igual que Consejos de un discípulo de Joyce a un fanático de Morrison, escrita junto a Antonio García-Porta, y La Pista de Hielo, reeditada por Planeta en Chile. Y si bien ésta última ya puede asimilarse, aunque sea lateralmente, al ciclo narrativo que gira en torno a Los detectives salvajes, las dos primeras responden a otras obsesiones y rumbos.

Consejos…es una obra sumamente curiosa, que funde reflexiones literarias con las andanzas de una pareja de jóvenes sicópatas asesinos de Barcelona, muchos años antes de que el cine de Hollywood popularizara el tópico. Monsieur Pain, con el mérito de ser la primera novela, enteramente escrita por Bolaño, contribuye en varios sentidos a afirmar la cronología y el recorrido del autor. Partamos por lo más circunstancial: la novela ganó dos premios y fue editada, lo que está narrado en uno de los cuentos de Llamadas telefónicas. Estos premios, según la nota escrita por Bolaño para esta edición, son los más importantes que ha recibido, “premios búfalo que un piel roja tenía que salir a cazar pues en ello le iba la vida”. El escritor a la intemperie, en el descampado, tuvo finalmente la recompensa por sus desvelos, lo que no disminuye en nada su reconocimiento por los primeros trofeos.

En un sentido muy diferente, Monsieur Pain revela a un Bolaño ya dueño de su talento narrativo, pero con un tono distinto y algo rígido todavía en el desarrollo de la historia, aunque ésta, desde luego, ya evidencia algunas de sus obsesiones y temáticas. Por de pronto, la relación con los libros y la literatura; el argumento circunda y rodea al poeta César Vallejo, agonizante en un hospital parisino, y los textos sobre el mesmerismo o curación por la hipnosis son abundantemente citados. El epígrafe cita a quien más contribuyó a divulgar esa teoría, Edgar Allan Poe, con su relato Revelaciones mesméricas. Pero sólo lo rodea, puesto que la historia cuenta de una oscura conspiración que tiene en su centro al poeta y al mesmerista Pain, llamado a última hora para tratar de sanar al enfermo. En sus intentos por acceder a Vallejo, Pain va encontrando personajes siniestros de ocultas motivaciones y conoce la existencia un París sepulcral y siniestro muy distinto del habitual. Y, como suele ocurrir con Bolaño, nada es simple y todo giro de la novela, por inexplicable que parezca, tiene un sentido oculto. Así, una conspiración conduce a otra, a acontecimientos ya lejanos en el tiempo. Esas verdades acechan a un tranquilo, tímido y algo timorato Pierre Pain, que a sus cuarenta y tantos años sólo ha descubierto formas calmadas de resistir la angustia, y sólo terminan de ensamblarse en el Epílogo de voces: la senda de los elefantes que cierra el libro con datos biográficos (o datos simplemente) sobre algunos de los personajes del libro.

En suma, una novela con algo más que valor arqueológico, que muestra un narrador fuera de su círculo habitual con personajes distintos y en otro entorno, que trae ecos de lecturas y preocupaciones probablemente ya superadas o, mejor dicho, trabajadas y transformadas en las obras posteriores que han merecido el justo reconocimiento de la crítica y los lectores.

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4 Comments:

Blogger ADO said...

Notable rescate de críticas Rodrigo.

Además: dan cuenta de una coherencia entre ellas que resulta inresante.

Saludos,

A

jueves, julio 16, 2009 6:37:00 p.m.  
Anonymous azulines said...

estimado senor Pinto
tuve la oportunidad de leer sus articulos sober la obra de Bolano y me parece que ayudan mucho a entender su obra pero' mas bienayudan a descrubir toda una generacion de escritores latinoamericanos que aqui en Europa (donde todavia siguen llenando la librerias de libros de los !"plagiadores del "boom". Yo soy un simple lector todavia viviendo un estado de trance despues haber leido 2666, y trato de que esos autores sean difindidos e conocidos aqui en italia.
Es por eso que estoy tratando de traducir ensayos y articulos sobre Bolano, incluso el suyo
Bolaño y la generación perdida de América Latina

que conoci despues de haber leido un ensayo del profesor aleman Spiller sobre Bolano

sábado, octubre 17, 2009 4:09:00 p.m.  
Blogger Unknown said...

estimado senor pinto - encuentro sus articulos yensayos sobre Bolaño muy agudos y interessantes. Encontre' una cita de bolaño sacada de una entrevista con Usted "El Mercurio, 18/4/2003". Yo no no encuentro la forma de contactarme con usted. Me gusteria poder leer esa entrevsita ya que estoy tartando de enterarme un poco mas de la biografia de Roberto Bolaño.
Me llamo Carmelo pinto (de verdad!) soy italiano y vivo en roma.
Muchas gracias

domingo, octubre 25, 2009 7:23:00 a.m.  
Blogger Unknown said...

se me olvido dejarle mi mail

melines@gmail.com

saludos

domingo, octubre 25, 2009 7:39:00 a.m.  

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