domingo, diciembre 30, 2007

Año nuevo, nuevo blog

Este blog nació en buena medida debido a la asfixia que a veces me produce el estrecho formato de la reseña. No hay muchas oportunidades de escribir textos más largos, especialmente si no están ligados a la actualidad noticiosa, de manera que redactarlos y subirlos aquí fue la manera de sacudirme la rigidez de los centímetros -algo más de cuatro, por fortuna- que permiten los medios escritos y editados en papel.

Sin embargo, mantener un ritmo decente de publicación en ese esquema es difícil y, cuando aumentan las obligaciones laborales, el primero en sufrir es el pasatiempo gratuito de mantener el blog. De ahí que en los últimos meses no haya publicado nada aquí. Hay algunos proyectos truncos, que espero completar algún día: de la serie Mujeres en guerra, debería subir al menos tres más; y estaba empezando una línea sobre la herencia imperial africana, para la que ya tengo al menos dos esbozos: uno sobre el río Níger y otro sobre un libro notable del sueco Sven Lindqvist, que se llama Exterminad a todos los salvajes. En algún momento llegarán aquí.

Pero, como decía, someterse a una disciplina de publicación periódica de artículos largos es muy difícil y prefiero darle un giro a este blog. Mi proyecto, que, como buen proyecto de año nuevo, no tiene asegurada una larga vida, es transformar este espacio en una suerte de diario de lectura, con alta frecuencia de entradas, que dé cuenta de avances parciales de lectura, que incluya citas y comentarios, que enfrente, en fin, de manera más libre y más improvisada los textos que voy abordando.

Eso es. Feliz año nuevo.

sábado, diciembre 29, 2007

Critiquillo huevoncete


Edición especial de The Clinic, diciembre 2007, año 9, número 12.

Mi crítica a Villegas va a continuación; apareció el 15 de diciembre de 2007. Todavía está en el blog de El Sábado, pero desaparecerá en un par de semanas más.

Muerte a los latinos

En una entrevista que dio cuando apareció este libro, el autor se apresuró a señalar que “la crítica iba a ningunear” su novela (la cita es aproximada). Hay dos maneras de entender la frase. Villegas puede pensar que el nivel de la crítica nacional es malo, muy lejos de lo necesario para evaluar adecuadamente su novela; o bien sabe que su novela es mala, y se pone el parche antes de la herida. Como es bien difícil que alguien se dé el trabajo de escribir más de 400 páginas y luego publicarlas con la conciencia de estar dando a luz un bodrio infumable, probablemente la primera hipótesis es la correcta. Pues bien, para hundir un clavo más en su estandarte de gurú, habrá que decir, conforme a su predicción, que Muerte a los latinos es una novela rematadamente mala, de estilo farragoso y proclive a la frase sentenciosa con apariencia de profundidad, que abusa de la digresión hasta la absoluta exasperación del lector. Con esas pobres herramientas va hilando trabajosamente episodios de dudosa justificación y soporíferas teorías socio culturales, todo conducido por un narrador y protagonista con un ego tan desmedido como básico es su bagaje emocional.

Si hay algo que vale la pena comentar, en todo caso, es el texto de la contratapa, donde se dice, resumiendo, que un Cabrera Infante menos cubano, un Ricardo Piglia menos inteligente, un Donoso menos cuico y una Isabel Allende menos conocida habrían escrito felices esta novela. Asombra el desparpajo y la desmesura del anónimo redactor en un desesperado intento por subirle el pelo a un texto que en el mejor de los casos, con toda la indulgencia del mundo, podría ser calificado como mediocre.